Las Carantoñas de Acehúche se estrenan como Fiesta de Interés Turístico Nacional
15/01/2020, Cáceres.- “Han sido años de trabajo y de defensa del patrimonio inmaterial, pero al final lo habéis hecho posible, y esto es un homenaje a tantos hombres y mujeres que se han volcado durante años y años”, así lo ha manifestado la diputada de Turismo de la Diputación de Cáceres, Patricia Valle Corriols, en la presentación de la fiesta de Las Carantoñas de Acehúche, que se celebra del 19 al 21 de enero y que estrena la declaración de Fiesta de Interés Turístico Nacional, reconocida en marzo de 2019.
La diputada ha acompañado al alcalde de la localidad, Benito Arias, y al cronista oficial de Acehúche, Salvador Calvo, en la presentación de esta nueva edición, en la que, una vez más, miles de personas se acercarán a celebrar la fiesta del patrón de la localidad, San Sebastián, que recorrerá las calles al abrigo de las regaoras y al ritmo de las salvas y tamboriles, mientras las Carantoñas danzan devotamente a su paso.
Hasta medio centenar de Carantoñas vestirán este año pieles y se cubrirán con una máscara también de piel y adornada con pimientos, orejas de animales o colmillos. Unas figuras que, según cuenta la leyenda, se acercaron a un San Sebastián, centurión romano, castigado, asaetado y atado a un árbol para que fuera devorado por las fieras. En lugar de ello, los animales percibieron su santidad y lo adoraron, danzando a su pies y haciéndole carantoñas.
Generalmente, el motivo que lleva a un acehuceño a vestirse de Carantoña es una promesa y un agradecimiento al Santo.
Este año, tal como ha indicado el acalde, se cuenta de nuevo con puntos de información y una oficina de atención a los medios de comunicación, teniendo en cuenta que cada año son más los que se interesan por esta fiesta.
El alcalde de la localidad ha querido también agradecer la implicación y el trabajo de toda la población “lo que ha hecho posible el reconocimiento como Fiesta de Interés Turístico Nacional”, y ha recordado la emoción y responsabilidad con la que cada uno asume su papel en la celebración de la fiesta. Una fiesta en la que no falta nada para ser una gran fiesta, tal como indicaba el cronista, que ha destacado el rito, la misa, la procesión, la loa, la danza, la música, el carácter religioso, pero también el carácter laico, con coincidencias con otras celebraciones o ceremonias que tienen lugar en distintos países del Mediterráneo.
Estos días, serán también protagonistas los mayordomos y sus familias, claves en estas fiestas ya que son los que echan la loa al Santo, pidiendo y rogando por algún problema que les aqueje, y son los encargados de lo que se llama “regar el romero”, es decir, extender por las calles el romero que los mozos han recogido el día anterior; las regaoras o patanas son las mozas del pueblo ataviadas con el traje típico de “bayeta”. Su función es escoltar la imagen del Santo durante la procesión, regándolo de confetis; los tiraores, que son jóvenes armados con escopetas de cartuchos, que esperan al Santo a la salida de la iglesia, y en cada una de las bocacalles y esquinas por donde ha de pasar la procesión, disparan al unísono, a modo de salvas; el Tamborilero, que recorre las calles acompañado de vecinos y vecinas del pueblo. Su música acompañará también la procesión del Santo, y la “Vaca-Tora” que es una de las Carantoñas que se coloca unas varas cubiertas por una manta dejando asomar unos largos cuernos de vaca. Lleva colgado un descomunal cencerro y su misión es dar por finalizada la fiestas, asustando a las Carantoñas y dispersándolas entre carreras y jolgorio en el que participan todos los asistentes.