“Más cine, por favor”, la nueva muestra del programa “Hablan nuestros documentos” del Archivo y Biblioteca de la Diputación
05/02/2020, Cáceres.- Coincidiendo con un primer trimestre del año repleto de acontecimientos cinematográficos -Premios Goya, Premios Óscar o Premios San Pancracios- el Archivo y Biblioteca de la Diputación de Cáceres abre una nueva muestra enmarcada en el programa “Hablan nuestros documentos”, en este caso titulada “Más cine, por favor”.
Así, el vestíbulo del edificio Pintores 10 de la Diputación en Cáceres, acoge nueve documentos que reflejan parte de la historia cinematográfica de la capital cacereña, como programas de mano del cine Norba, de la década de los 30 a la de los 50; la novela del extremeño Leocadio Mejías “Segundo López, aventurero urbano”, en la que se basó la película de igual título dirigida por Ana Mariscal en 1953; una entrada de 1946 para el Gran Teatro; un documental en color sobre Cáceres en 16 mm; una postal del Paseo de Cánovas en la que se puede ver el antiguo cine Norba; el primero número de la revista Versión Original o el cómic de Fermín Solís “Buñuel en el laberinto de las tortugas”, origen de la película homónima, recién galardonada con un premio Goya.
Los documentos que se exhiben van acompañados de su correspondiente ficha catalográfica y de un folleto explicativo con información, acercando así a los visitantes a los fondos documentales y bibliográficos que conservan el Archivo y la Biblioteca de la Diputación de Cáceres y poniendo de manifiesto su papel para conocer aspectos de la vida de otras épocas. Toda esta información puede ser también descargada mediante los códigos QR que acompañan a los documentos expuestos.
Un poco más de historia
Desde que el cinematógrafo era una atracción de barraca, a finales del siglo XIX, hasta el último estreno en los multicines, Cáceres se ha volcado siempre con el Séptimo Arte. El periodista Dionisio Acedo, en un artículo de 1946, dijo que era "el octavo pecado de la capital" (sugerente título que eligió Angélica García-Manso para su libro sobre el cine en Cáceres en la década de los 50).
La noticia más antigua de un cinematógrafo en Cáceres se remonta a 1899, aunque es probable que ya antes se hubieran proyectado películas en la ciudad. A comienzos del siglo XX, se conoce la existencia de una sala (quizá una barraca) en la Plaza Mayor, regentada por el Sr. de La Rosa. También se contó con el cine de San Juan, el salón Videograph, en la plazuela de la Concepción, y el Pabellón Luminoso, el cine de San Blas y un teatro en la calle Margallo en el que también se proyectaban películas… Todo esto antes de que se construyera el Gran Teatro en 1926, que siempre tuvo la doble función de teatro y cine.
En 1934 se terminó la construcción del cine Norba, de bella fachada, que proyectó películas hasta su cierre en 1967.
En 1947 se inauguró el cine Capitol, en 1962 el Coliseum y en 1963 el Astoria. Pero hubo muchas más salas: en el Palacio del Obispo, en la calle Clavellinas, el Rex, que funcionaba como cine de verano, en la Ronda de San Francisco…
Un año importante para Cáceres fue 1953, cuando se estrenó la cinta ya citada de Ana Mariscal “Segundo López, aventurero urbano”, que tuvo como protagonista a Severiano Población, también cacereño y actor aficionado. Aunque la película no tuvo en su momento mucho éxito, se está reivindicando últimamente como uno de los pocos films neorrealistas realizados en España.
El obispo Manuel Llopis Iborra supo ver las oportunidades que el cine ofrecía para la catequesis católica; con esta idea creó en 1957 el cine club de la O.I.R. (Obra Interparroquial Recreativa). Y por el lado seglar, aunque con una fuerte relación con el Obispado, nació el cine club de la Casa de Cultura, cuyo creador fue Víctor Gerardo García del Camino, director de la Biblioteca Pública y del Archivo Histórico Provincial.
La pasión cacereña por el cine se vio reflejada en el nacimiento de grupos de aficionados que crearon sus propias películas, aunque estas no llegaron nunca a las salas comerciales. Destaca entre todos la figura de Manuel Pérez-Sala (1906-1986), que realizó seis películas, entre cortometrajes y mediometrajes, de 1954 a 1961.
Otra década importante fue la de los 80, a lo largo de la cual no solo desapareció la censura, sino que, gracias al cine club, se pudieron ver clásicos que de otra manera no habría sido fácil entonces, desde Méliès, Griffith, Einsestein o Abel Gance hasta Fassbinder, Pasolini o los experimentos de autores alejados de las salas comerciales como Godfrey Reggio y su “Koyaanisqatsi”. Renovado el entusiasmo, surgieron de nuevo una multitud de grupos que crearon sus propias películas, cortometrajes en súper 8 fundamentalmente.
A principios de los 90, bajo el sello de ReBros, apareció la revista V. O., ya un referente nacional, y se entregaron los primeros premios “San Pancracio”. En el primer número de V. O. se abordaba la reciente muerte de Federico Fellini (1920-1993), precisamente este año se celebra el centenario de su nacimiento.